Al parecer todo ahora es un poco automático, hago todo lo que debo hacer: mis lecturas, las repeticiones, las meditaciones. Parece que el hábito ya se está quedando a vivir aquí, es bueno, no me “preocupo” por hacer todas las tareas, simplemente las hago. Sin embargo, el piloto automático a veces falla en la parte entusiasta. Hay veces en que las lecturas carecen de las emociones requeridas, es… diferente.
Por otro lado, algo “mágico” se ha empezado a manifestar. “La loca de la casa” se ha ido, ya no está. Su voz chillante y de tono exigente de pelea se ha esfumado y no me habla más. Ahora hay “otro habitante” cuya voz profunda y serena me tranquiliza. Me llama por mi nombre, me recuerda que no vale la pena estresarse y me pide que confíe. “¿Dios, eres tú?” Silencio. Aunque esporádica, la voz hasta ahora sólo se ha manifestado en momentos de aparente estrés o tensión. Me gusta. La prefiero mil veces a “la loca” de antes.
Creo que estoy bien, es múcho más sencillo hacer actos de bondad por que sí. Manejar me ha dado de las expriencias más inmediantes en cuanto a la Ley de “recibes lo que das”. Doy el paso a un auto, me lo dan a mi (invcluso dos veces), me espero para dar preferencia a las bicicletas o peatones (que no es muy común que suceda en México) y creo una cadena donde los autos junto a mi esperan igual y de pronto todo el camino queda libre para mi, llego puntaul y con calma a mi destino. Además de que las personas a las que les doy paso me agradecen con una sonrisa. La Ley de Dar, súper aplicada cada vez al manejar y seguiré.
Voy bien, estos nuevos hábitos me están gustando, también ahora estoy adquieriendo nuevos “súper poderes”. El estar más atenta a encontrar cualidades en los demás me ha hecho verlas en mí, es increíble. Entonces, ahora, he añadido mejores cosas a mi persona. Agradezco más, soy mejor, soy testigo de la inmediatez con que me llegan las cosas que di. De alguna u otra forma, todo llega a ti definitivamente.
Ahí vamos, contenta, segura del maravilloso camino que he escogido…
Sí, sí es Dios, y siempre nos ha hablado, sólo que ahora por fin podemos entender sus palabras.
Genial entrada.
-A
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¡Gracias Alejandro!
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